No es la primera vez que lo fumo, pero no lo conocí hace tanto. De hecho, tuve que preguntar el tabaquero de confianza (atte. Gerardo Benz y su
Tabaquería), porque no conocía ni la marca ni el blend. También busqué en muchas páginas especializadas para saber de que iba el blend, y me decidí entre varios.
La pipa si tiene sus años, y la gané (compré) porque pude llegar un poco antes que mi amigo, quien también la había visto.
Aparte, ¿cómo resistirse a un tabaco cuyo nombre viene directamente desde La Tierra Media, producto de la mente de un
escritor de la hostia y encima fumador de Pipa. Así es, el nombre refiere a un lugar ubicado en La Cuaderna del Este de La Comarca. Hermoso.
Lo primero que tengo que señalar es la presentación, a la que no estaba acostumbrado: una lata de 50 grs., con una tapa plástica que cierra a presión y que conserva perfectamente las características del tabaco. Al tacto parece ser excesivamente húmedo y aceitoso
Los colores son oscuros, desde marrones hasta esos tonos casi negros de la latakia, y algunas hebras de tonalidad apenas doradas.
Al olfato, ni bien se abre la lata, aparece un aroma intenso, ahumado pero sutil, que hace suponer un golpazo adormecedor de la latakia, pero nada que ver una vez iniciada la fumada. Veamos la composición del blend: según la lata es una rica mezcla del más fino Basma, más la consabida Latakia, y un exquisito virginia.
Pero, antes de seguir escribiendo, ¿Qué es el Basma? Ya que no sabía, recurrí a esa fuente inagotable que es la red, y encontré datos interesantes: aparentemente es el mejor tabaco aromático del mundo, oriental, de hojas muy pequeñas, resistente a la sequía y a las tierras de mala calidad. Es una de las tantas variedades que están dentro de eso que leemos en los blends como Orientales.
Ahora, volvamos. El corte es ribbon y carga perfectamente en la cazoleta. La combustión es pareja y relativamente lenta; supongo que por esa humedad presente pero que no interfiere para nada en el disfrute de este tabaco. De hecho, no es necesario reencender
La primera parte de la fumada puede que resulte la más cercana a un latakiado, con mayor presencia de este factor, pero sin restar el toque dulzón. De hecho, a medida que se avanza en la fumada, hay una mayor presencia del toque dulce, con un humo delicado, como aterciopelado, y para nada invasivo, cediendo también la humedad, y logrando esa cuestión delicada que lo hace ideal "para una noche en la ópera".
En el final de la fumada se siente otra vez la fuerte presencia de el tabaco oriental y la latakia, pero con una presencia nicotínica baja.
En este sentido, y si bien la pipa elegida es de tamaño medio, no es un tabaco fuerte, por lo tanto no quedaría mal una carga grande, como para empacharse (jejeje).
La nota de ambiente que deja es increíble y para nada invasiva, de hecho se perciben notas a frutos secos y a maderas.
Para finalizar, la ceniza es entre tonos grises claros y oscuros, con aromas bien secos.
Un tabaco espectacular, para tener siempre a mano.
P.D.: si bien no soy un entendido en los maridajes, pero de las veces que lo fumé, va muy bien tanto con café como con un buen té negro.
No lo dejen pasar.