31 de enero de 2014

Random "Pidanoma" (2014)

Una ventaja esto de poder escuchar con tiempo aquella locura experimentada en vivo no hace mucho tiempo en ese ensayo con público reseñado oportunamente.
Ahora, disponiendo de todo el tiempo necesario para sentarme y disfrutar del disco, no puedo dejar de escucharlo y hacerlo escuchar extraoficialmente a algunos amigos.
Y las reacciones fueron diversas. Desde Luis, quien escribe en este blog, que quedó con la peluca dada vuelta después de experiencia en muteki, hasta Fede (un hermano de Salta), a quien mucho no le gustó ya que es de los que no disponen de la paciencia ni el temperamento para dejarse atravesar por esta deformidad.
Ni se me ocurriría hablar de cada uno de los músicos por separado, ya que la estructura de "Pidanoma" no lo permite.
¿Una comparación con lo anterior? Imposible.
De hecho, el único tema que se asemeja a eso, a un tema, es el arranque del disco "Corto Normal", con un riff bien agresivo y hasta funky de bajo, para la entrada pesada del resto de la tropa que de a poco, van trazando un dibujo "convencional" dentro de la discografía de estos vecinos. Las voces son más que interesantes y no es muy claro a que se refieren, hasta que llega el segundo tema, ese bisagra bizarra de puro noise/sampler que es toda una declaración de principios. ¿Cuál es el sentido? ¿Cuál es el mensaje? ¿Hay mensaje? Y, todo depende de quién lee y/o escucha. Si no, pregunten al conductor, que le dio un sentido totalmente distinto al mensaje del que saluda al muchacho que le cortó el pasto. El lenguaje por sí mismo es fuente de equívoco permanente, y de ahí, de ese equívoco bebe fervorosamente el arte actual de Random.
El equívoco que se genera sobre todo en los que escuchamos música, en los que la necesitamos para hacer más llevadero nuestro pasar por este mundo, y que no sabemos como carajo catalogar cuando alguien nos pregunta el famoso "qué onda?".
¿No me creen? Escuchen "Me Chango" y digan a que género pertenece. Y eso no es todo, este es el camino nuevo que abre el trío, para descolocar a más de uno y mostrar que no necesitamos mirar ese ombligo del país que parece ser Buenos Aires, para encontrar opciones a la hora de esquivar a las históricas bandas que hace 20 años que hacen lo mismo, o a aquellas que hacen "música" pensando en Angra, en Megadeath, en Metallica y/o todos los sucedáneos que se les ocurra...y que carecen de la personalidad para despegarse de sus referentes.
Que quede claro, Random tiene sus referentes, algunos conocidos y otros no tanto: Mastodon, Meshuggah, The Mars Volta, Hella (unos loquitos cuyo baterista es casi tan enfermo como Marckos), el Pink Floyd de Syd Barret, King Crimson...y también los Boredoms, el Japanoise de Merzbow y la locura grinder de esos maníacos de The Locust, y rockeras de Primus. También se me ocurre que las influencias pueden ser incluso desconocidas para el propio influenciado, porque no se si los changos de Random habrán escuchado Drone tipo Boris o Sunn))) O, pero también hay, igual que pinceladas de esquizofrenia mental caras a John Zorn y "estructuras" (por llamarlas de  alguna forma) de los discos más jazzeados de Ephel Duath.
Disculpen el desvarío, lo que pasa es que estoy escuchando en este momento el disco por enésima vez (ya paso por el mp3, el equipo de audio, la compu, el auto en viaje a Córdoba y Salta) y me voy de viaje casi sin saberlo.
Dato importante: mencioné a The Mars Volta, y estos guachos tucumanos logran una participación descomunal, entre el ambient y el free jazz más volado del saxofonista de esa banda, Adrián Terrazas Gonzalez.
Para el track 4 (no jodamos, no son canciones), logran que la hipnosis sea completa con un baterista que debería volver en el acto al Neuropsiquiátrico del que se escapó. Intensidad, virtuosismo, adrenalina...todo podría tener un nuevo significado a partir no solo de esta composición, sino del disco mismo, en donde no es necesario estar "colocado" para entrar en armonía con estos sonidos salidos de vaya uno a saber que ente sobrenatural (Philip Dick, de estar vivo, tendría una respuesta).
El viaje va llegando a su fin (faltan 20 minutos) con "Guri Guri tres piñas", que arranca como si fuese un bálsamo frente a tanta adrenalina junta, con un clima relajado y hasta luminoso, pero que rápidamente se entremezcla con sonidos más tensos y oscuros, desesperantes, que te acunan, pero con la macabra intensión de arrojarte hacia arriba, para después salir corriendo y dejarte huérfano al caer.
El golpe puede ser doloroso, pero sabemos que hay una parte en todo ser humano que disfruta placenteramente de esos dolores y de esos viajes, por más angustiosos que sean.
Me bajo en este momento, sin dejar de advertirles lo mismo que en la reseña de su ensayo: es un viaje jodido, no cualquiera estará preparado para enfrentar la sobrecarga de datos y stress que acarrea escuchar y oir este pedazo de disco. 
El que lo haga, seguramente tendrá una gran anécdota para contar cuando sea grande, porque este disco es de esos que nos acompañan, y crecen con uno, y posiblemente cambie...pero seguirá siendo uno de los mejores discos paridos en estas tierras en los últimos 15 años, de una banda que está acá cerca, y que tiene una personalidad del carajo.
La música pueda causar distintas reacciones, y los sonidos pueden impactar en nuestro cuerpo y resonar de diversas formas. Muchas de ellas están contenidas en "Pidanoma", y en buena hora.
Indispesable, tanto para nosotros melómanos (quiero el físico, no alcanza con lo digital), como para entender la música experimental actual -sea extrema o no-.
P.D.: se recomienda mantener alejado del alcance de niños y heavys cabeza de tacho (esos que no avanzaron más allá en la escala zoológica, de unos Hermética, Almafuerte, Logos, Malón y el larguísimo etc. que pulula y estanca a la música pesada argentina).
Aquí hay algo nuevo en serio, no hay referente alguno, y es todo un desafío sentarse a escucharlo.
Brindo por eso, hace mucho no me pasa.
P.D. 2: felicidades por ambos nacimientos.
A escuchar en este sitio