28 de febrero de 2016

Thantifaxath "Sacred white noise" (2014)

Otra de las bestialidades extremas que estuve escuchando sin poder sacarlo de mi iPod ni de mi cabeza, quedando ahí, flotando en el descomunal y eterno vacío generado por ellos mismos.
Es interesante que a primera oída, resulte un black metal cabeza, pero con el correr de los minutos y las sucesivas escuchas aparecen pinceladas demenciales que no hacen sino hacerte dudar de tu cordura.
Emparentados con luminarias de la talla de Deathspell Omega y Blut Aus Nord, estos canadienses no tienen miedo en producir una música disonante y enloquecedora, con climas fúnebres y referencias al noise más hijo de puta, sin dejar de lado una veta cuasi industrial que genera ideas suicidas y que borra en menos de 45 minutos, cualquier atisbo de luz y alegría que pudieses tener en tu vida.
Los tipos son desconocidos en serio, no les interesa las fotos promocionales, y en las pocas que hay dando vuelta, se los ve enfundados en sus trajes/capas sin tener sus rostros a la vista, tal como hacen otras bandas que no son necesariamente del estilo, por ejemplo Portal, o los más light Ghost.
Seis canciones para desesperarte y escapar de la luz, para refugiarte en tus mejores pesadillas,esas que te acompañan todas las noches y no te sueltan desde hace años.

21 de febrero de 2016

The Unborn "Babel" (2015)

Absolutamente atemporal e indispensable último disco de los muchachos de The Unborn.
Estamos frente a una obra complejísima e hipnótica, que hace honor a la mítica historia de la Torre de Babel.
Todo lo bueno del disco "Volviendo a casa..." (2012), acá está multiplicado por 1000, regalándonos un viaje que no tiene parangón con nada ni nadie de la Argentina, sino tan solo con ellos mismos.
Sigue presente la melancolía perfectamente mixturada con notas oscuras y por momentos marciales, utilizando 7 idiomas para desarrollar la historia, que tiene momentos sublimes tanto en lo musical como en las líricas, algo que ya no sorprende en estos muchachos.
Resulta impresionante como logran climas tensos con la utilización de instrumentos simples, acompañados por voces que van desde el susurro y la sentida entonación hasta desgarros más propios del black que del folk, y que hacen un contrapunto descomunal con el idioma elegido para cada caso.
Por ejemplo, el arranque plagado de sonidos calmos, con pájaros incluidos y un tenso colchón de teclados mientras una voz rasposa (ala Darkthrone del inicio de "A blaze in the nothern sky") recita, para que un lastimero y triste cantar aparezca cadencioso y sutil gracias a las cuerdas de Astaroth y Ülcha, emulando casi una baguala ("Pu Antüpainko"). Un disco que empieza así, necesariamente se tiene que escuchar de forma reiterada, casi como un mantra o un ritual, en horarios específicos, para que el viaje sea mucho mejor.
El punteo inicial de "Metrëm Mew Wekufu", también da paso a garganta desgarrada y susurrada blacker y contrapunto lírico de Ülcha, con una percusión bien folklórica y guitarras acústicas que se van metiendo de a poco en el inconsciente, y se tornan imposibles de olvidar, sobre todo por la oscuridad que destila, siendo "Babel Rises" mucho más luminosa que la anterior, y oficiando casi de relax transcurridos los primeros minutos del disco.
La veta circense dice presente en el inicio de "Horizons Méconnus", para después aparecer un aire de chacarera en donde la voz de Ülcha flaquea un poco.
Los susurros blackers, bastantes más presentes que en "Volviendo a casa...", aparecen en "Veus del Passat", dándole una similitud a esos primeros trabajos de los dioses Empyrium, pero sonando verdaderamente únicos, con una fuerza marcial que no desentona extrañamente con el catalán (vamos, el idioma del Nano Serrat no podría impactar menos en mi persona)
En "Luftspiegelungen", el inicio rememora en mi mente, los primeros discos darkys de Lacrimosa, en esa entonación dura del alemán, que se contrapone a la fragilidad que desprende una simple guitarra rasgada de fondo y unas pinceladas casi temerosas con los teclados. Lo interesante no es solo la referencia a Lacrimosa, sino que aparecen notas de esos proyectos medievales tipo Estampie, pero no tan juguetones sino más bien contemplativos, sentimiento que abarca y atraviesa todo el disco.
En "Ecos del Tiempo", tal vez la joya del disco (por lo menos hoy, después puede cambiar), la música folklórica se entremezcla con el darkfolk europeo, dando como resultado una poesía melancólica y evocativa de un lugar agreste pero no por eso menos amado, con vientos que si bien pueden lastimar, también pueden acompañar el relax de un hermoso viaje, como la canción misma. Y otra cosa, la voz de Ülcha muestra que este es el estilo que mejor le queda a su voz, sonando fragil y hermosa al mismo tiempo.
"Caress of the sun" es extrañamente luminosa, por lo menos en su primera parte, ya que después pareciera cambiar no la canción, sino el espíritu de la misma, tornándose más amarga y desesperanzada, pero no tanto como ese mazazo marcial a la Arditi u Ordo Equilibrio titulado "Memoriile padurei negre", otra joyita para escuchar hasta el cansancio -que nunca llega-
El disco llega a su fin con una angustiosa y tristísima queja/despedida en francés y español, en donde el amor perdido para siempre solo deja un recuerdo, que sirve de brújula entre desconocidos que posiblemente no hablen tu idioma.
Uno de los mejores discos argentinos, de una banda que escapa rápidamente a los rótulos y que hace música imposible de dejar de escuchar.
Una obra de arte del carajo. Búsquenla en su web oficial

Dark Tranquility "The Gallery" (1995)

Otra bestialidad de Dark Tranquility, justo anterior al hermoso “The Mind’s I”, en donde los clásicos se suceden uno detrás del otro, y donde predominan riffs vertiginosos con melodías punzantes y solos de extracción clásica que, desparramados en 11 canciones increíbles, se vuelven adictivos necesitando de vez en cuando no solo escuchar este disco, sino experimentar las sensaciones que producen, que, como siempre, varían con el paso del tiempo.
No todo es vértigo, velocidad y violencia, sino que también tenemos sutilezas, pinceladas que hoy son la firma registrada de los suecos, como el inicio del tema que titula la placa, con un punteo casi clásico seguido de un riff descomunal y las voces femeninas de  Eva-Marie Larsson, que aparecen cuando se hace la rebaja de rigor para asociar el Death Metal –ya melódico- a una melancolía y un clima triste que no se si existía hasta ese momento.
Parece mentira que siempre se haga incapié en las violas, cuando el trabajo en la batería adquiere una relevancia descomunal, y junto a la otra cara de la sección rítmica, dejan a los demás hacer lo que se les antoje, mientras ellos marcan un ritmo y llevan el tiempo por los carriles correspondientes.
Palabras aparte merecen tanto “…Mine is the Grandeur”, con su cadencia entre marcial y gitana, y solo guitarra clásica y percusión, y la que cierra la placa “…Of Melancholy Burning”, el tema más extenso de la misma y con más cambios y climas.
Pero eso no es todo, ya que estamos frente a una edición limitada, en donde podemos disfrutar de cierta demostración de afecto por sus influencias más evidentes, sonando temas tales como “Acacia Avenue” de los ingleses Iron Maiden, en una versión maravillosa, o “My Friend of Misery” de la M (Metallica, despistados), cuando hacían música en serio, como así también el clásico de Mercyful Fate (Lady in Black), y un par más (Kreator y Sacred Reich)
Obligatorio.

14 de febrero de 2016

Dark Tranquility "The Mind's I" (1997)

Todavía no puedo entender como recién 7 años después de haber arrancado con el blog, no posteé algunos de los clásicos de estos suecos, y sí perdí tiempo en escribir acerca de bazofias actuales como In Flames, por ejemplo.
La reputa madre que lo parió, un clásico del recontramil carajo, que ayudo a cimentar lo que hoy por hoy tiene absolutamente ganado este grupo sueco, con mas de 25 años en la ruta.
Es increíble como supieron mantener su esencia y cambiar para no extraviarse en la intrascendencia, algo que sus contemporáneos y vecinos de In Flames no solo no supieron hacer, sino que al contrario, cambiaron para tirar por la borda lo construido en sus primeros 3 discos. Pero eso es otro tema, aquí lo importante es esta banda que sobrevivió a lo que se llamó el sonido Gotemburgo, junto con los geniales At The Gates, y que ayudó a construirlo.
Y parte de ese sonido está inscripto en el ADN que transmite este disco, tercero de su historia. Una mezcla perfecta de la velocidad y agresión Death/Thrash, pasado por el colador sueco (es al pedo, Suecia es una máquina de producir bandas geniales), y aderezado sabiamente con guitarras gemelas extraídas del Heavy clásico inglés (Iron Maiden, Judas Priest).
Aún sonando más rústicos que producciones posteriores, la energía y el vértigo que hay en cada una de las 12 canciones, podrían hacer reventar varias ciudades juntas, muchas de ellas hoy clásicos indiscutibles del Death Metal Melódico, e influencia de un sinnúmero de bandas pedorras actuales que tienen el sonido pero ni una pizca de las bolas ni del talento de estos muchachos.
Cualquier banda que tenga en su haber discos en donde están gemas descomunales y eternas como “Zodijackyl Light” y esos juegos de guitarras melódicas que más de una banda de Power germano y afines se pegarían un buen tiro en las bolas con tal de poder componer, o “Hedon”, pesada y vertiginosa por igual, con unos rebajes grooveros y un bajo remil al palo…mieerda, podría seguir con cada una de las canciones restantes y lo mismo me quedaría corto, porque este disco necesita ser escuchado una y otra vez, y así, todavía es inagotable fuente de emociones variadísimas...decía, cualquier banda con estas canciones, deberían ser obligatorias en la educación musical de cualquiera.
¿Y la melancolía de esa canción atemporal de “Insanity’s Crescendo”?, que nos susurra en los primeros dos minutos gracias a la aterciopelada intervención de Sara Svensson, para dar paso a un riff ganchero como la mierda, acompañado de un laburo en batería hermoso, y dejándonos ver lo que podría ocurrir con la dirección de la banda, quizás unos años más adelante (su futuro, nuestro presente). O la sugerente “The Mind’s eye”, que cierra la placa y abre un universo de posibilidades para disfrutar de la música, casi sin rótulos seguros, allá en el año  1997
Una formación que cuenta con Mikael Stanne (voces), Niklas Sundín (guitarras), Fredrik Johansson (guitarras, y batería en el tema final), Anders Jivarp (batería) y Martin Henriksson (bajo y guitarras acústicas), y unos invitados tremendos: Fredrik Nordstrom (una bestia, en teclados), Michael Nicklasson (voces, y que pasaría a ser el bajista a partir del 2000), Anders Fridén (si, el de In Flames, que fuera vocalista de esta banda en el primigenio "Skydancer", vocalista en "Hedon").
Un clásico, indispensable para los amantes del metal y de la música extrema. 

4 de febrero de 2016

Anguished "Cold" (2010)

Absolutamente en el polo opuesto de Myrkur, está Anguished, también a cargo de una mujer (Possessed Demoness) como único miembro estable.
Resulta absolutamente perturbador el trabajo realizado por esta mina, sobre todo en las voces y las guitarras, sonando desesperantes y depresivas por igual, lacerantes al punto de parecer hojas de afeitar que se te van clavando en el tímpano y te hacen dudar de la cordura de la flaca.
Las violas…por satanás…, parecen estar enterradas en la mezcla, donde se le da prioridad a las voces, pero están ahí, casi palpables, marcando también las canciones, la mayoría a medio tiempo, y con un sonido low fi que resalta el sufrimiento, la angustia y la desesperanza.
Tampoco deja de lado el toque melancólico, y hay un tratamiento entre tanta rusticidad, de melodías tristes y soñadoras, que se sienten en el cuerpo, y que no me permiten dejar de escuchar una y otra vez esta obra nihilista,  fría y depresiva, linkeada al black metal más clásico, nekro y kult, ese anterior a la presencia de la era digital, donde sonaba todo un poco más orgánico.
La elección del título del disco no podría haber sido mejor, y representa claramente la búsqueda de esos sonidos que amamos sin saber muy bien por qué.
Lo interesante, a parte del sonido orgánico y bien low fi, es que entre tantas voces gritadas lacerantes, aparece un manejo de los colores de las voces y los climas mucho mejor y más variado que en Myrkur.
Un discazo del carajo si estás buscando angustiarte de forma desesperada.

3 de febrero de 2016

Myrkur “M” (2015)

Uno de los grandes lanzamientos del año pasado, de la mano de un proyecto que ya había debutado en el blog si mal no recuerdo con su e.p. inicial, y aquí ayudada tras las perillas por ese monstruo de Ryyg, de Ulver (productor y mezcla), y ese otro bestia de Gomez Arellano (en el mastering).
Estamos frente a un disco de black metal, pero no de uno convencional, partiendo de que la “dueña” del proyecto es una modelo dinamarquesa afincada en EE.UU. ¿Esta es la única distinción? Absolutamente para nada.
Lo primero que llama la atención es el toque angelical de las voces, al inicio de la placa, acompañadas rápidamente de melodías casi folkies de violines y un rasgueo tenso de guitarras junto a un ritmo casi tribal de la batería….para dar paso a un grito DESGARRADOR, y a un medio tiempo cadencioso que oscila entre esa etiqueta horrenda de Shoegaze, y el black metal primigenio de principios de los ’90, con altas cuotas de misticismo y rusticidad, pero siempre con un cuidado por lo estético que sorprende para ser un inicio de carrera.
El disco transcurre entre canciones a medio tiempo –que es el tópico general- con arranques vertiginosos y violentos con toques low fi que impactan por sus melodías y su aura contradictoria, pudiendo pasar de la ira blacker a la cadencia relajada de lo último de esa maravilla francesa llamada Alcest.
Todo suena preciso y consistente y está en el lugar que tiene que estar.
Los sesionistas son Oyvind Myrvoll (batero de varias bandas blackers); Haavard Jorgensenn (quien tocó en grandes clásicos del estilo, de Satyricon, Ulver); Teloch en guitarras (de Mayhem). También hay invitados que le agregan un toque clásico en tuba, cuerno y violín, y el colorado...(no, Mustaine no) Amott añadiendo guitarras en el track 7 "Mordet".
Escuchándolo reiteradamente durante muchísimo tiempo, se nota cierta monotonía y limitación en el uso de las voces, pero no repercute en el panorama general del disco, que con sus menos de 40 minutos, es sumamente disfrutable.

2 de febrero de 2016

Ecliptic Sunset "Sinister Temperance" (2015)

Otro de los discazos que tuvo a maltraer a mi cerebro el año pasado.
Pasaron ya 9 años de su anterior lanzamiento "Of Torment and Grief", y debo decir que se extrañaba a la banda.
Los que son lectores del blog, sabrán ya de la historia de la banda salteña, por lo que no voy a ahondar en ella, manteniéndose en su histórica casa Furias Records, de larga trayectoria en el mundo de la música extrema argentina.
En realidad tendría que reformular eso de banda, ya que el único presente en este disco es el líder y fundador de la banda, Alejandro Medina, quien se encarga de absolutamente todo.
Recordemos que en lanzamientos anteriores, la música del grupo paseaba por variantes de un black que si bien no perdía violencia se centraba en climas oscuros y cierto toque de melancolía sobre todo en las letras.
Ahora prevalece el odio y la violencia, con riffs repletos de vértigo y con machaques que no solo remiten al black metal, sino que beben de fuentes como el thrash más violento y técnico, y no tan jodón. Se me ocurren, por ejemplo, algunas cosas de Overkill, sobre todo cuando en esa genialidad llamada “Horroscope” (1991) metían rebajes y mandaban arpegios que le daban una oscuridad llamativa, y una calidad que los diferenciaba del resto.
Aquí, en su nuevo lanzamiento, hay mucha violencia, pero también oscuridad, y cuando Alejandro baja las revoluciones, es cuando los temas sacan a relucir un aura de malignidad que no puedo sino aplaudir.
También hay que destacar que esos toques melancólicos que estaban presentes de forma evidente antes, ahora están velados, por lo que demanda mayor atención, y no solo una escucha superficial, dejando entreveer un toque de frustración (por lo menos es lo que a mi parecer emerge), que hace que un nuevo componente aparezca, una sensación de ira que se lleva puesto todo lo que hay por delante.
Para continuar con los aciertos, algo a lo que la banda nos tiene (mal)acostumbrados: la calidad del sobre interno, con un papel de gran calidad y una producción fotográfica más que interesante. También quiero destacar que si bien en ambos lanzamientos anteriores destacaba como el único punto flojo el sonido de batería, en este caso, si bien no es el mejor o más logrado, no puedo decir que resulte falto de fuerza, de hecho está mejor asociado al sonido actual de la banda, por lo que pulgares para arriba a ese punto que antes me jodía bastante (estoy viejo ya, y menos tolerante jejeje)
Para terminar, mención especial para esos breves instrumentales que ofician de lapsos para tomar aire entre tanta violencia, y que le dan el toque oscuro correspondiente a toda obra blacker que se precie de tal.
Otro lanzamiento de Ecliptic Sunset., pero no un lanzamiento más. 
Otro grandísimo disco de Black vomitado por las entrañas del “interior” de Argentina. Otra gema violenta para disfrutar a gran volumen.
Otra gran demostración que los sentimientos negativos de la vida (el odio, la ira, la frustración), que el dolor de existir puede generar obras que a uno le produzcan una mueca de disfrute y de alegría en la cara, y eso siempre se agradece.
La felicidad no es buena compañía al momento de hacer black metal del bueno, y aquí se nota.