puroasco |
Fueron muchos años de espera.
Primero, desde el "Domination" (1995) que no estaba el vocalista y bajista David Vincent. Ese disco fue un punto de inflexión en la historia de la banda, que nunca volvió a sonar tan maquiavélica, malvada, oscura y precisa al mismo tiempo.
También pasaron 8 años desde su último esfuerzo en estudio, con el flojísimo "Heretic" (2003) como índice de algún tipo de agotamiento creativo.
Entonces, recurrir a su antiguo frontman era un recurso que a todos los seguidores de los muchachos de Florida nos había hecho ilusionar. Y hablo en pasado, porque el presente es tan patético que sorprende.
Este año 2011 podría ser recordado por los geniales lanzamientos de Primordial, o de Massacre (a nivel nacional), o de ese bello compilado de Anathema...ni hablar de lo último de My Dying Bride (por nombrar algunos habitués del blog)...pero no, va a ser recordado por el retorno más desesperanzador -en el peor sentido del término- y patético del Death Metal.
La formación para este disco además de Vincent (de pobrísima perfomance), consta de su líder y principal compositor, el guitarrista Trey Azagthoth, acompañado por Destructhor también en guitarras y Tim Yeung en batería, con un sonido maquinal espantoso en su instrumento que no hace sino desconcertar más al oyente. Si hubiese estado esa máquina de asesinar parches llamada Pete Sandoval, creo que se hubiese cagado a trompadas antes de que le metan esos sonidos de máquina de coser en el disco.
No es que no me guste la experimentación. De hecho quien siga el blog, se habrá dado cuenta hace rato que no soy un heavy cabeza de tarro, sino que disfruto de muchos estilos y géneros. Lo que no entiendo es como la banda que sacó muchos de los mejores discos del género, incluyendo experimentaciones que no eran lo esperable para la época, hoy no lleguen siquiera a ser una parodia de lo que fueron.
Un verdadero bodrio metalero de uno de los pioneros del Metal de la Muerte...y uno de los peores discos que me tocó escuchar en muchísimos años.
Esperando que vuelvan los días de gloria, me voy a escuchar otra cosa para sacarme de mis oídos la sensación de asco y vergüenza ajena.
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