De alguna forma tenía que titular ese viaje intergaláctico que ocurrió ayer por la tarde en la Ciudad de Tafí Viejo, a escasos minutos de la capital tucumana.
Se presentaban con otros Tucumanos -Nysas, si mal no recuerdo-, de los cuales la verdad no conocía más que al baterista y que sonaron muy bien, con ciertas reminiscencias a Tool y la vertiente más oscura de lo progresivo.
El problema es que después se presentó Random, tal vez la única banda de este estilo en la Argentina. Recuerdo cuando los fui a ver/escuchar en el Teatro de la Paz junto a los salteños Gardenia. Tremendo recital y perfomance de ambas bandas que dejó como saldo un hijo -el mío-sorprendido por la música y la ejecución de los músicos.
Esa noche lo de Random fue intenso y muy volado y experimental...pero si lo tengo que comparar con lo de anoche, no fue más que un aperitivo.
¿Es necesario explicar/reseñar un recital? No, es absolutamente innecesario, sobre todo con este tipo de música que se debe experimentar para poder dimensionar con lo que te pasa en el cuerpo.
Cada cuerpo puede resistir una cantidad determinada de estímulos provenientes del medio, y al mismo tiempo establece formas de defenderse de ciertos otros que de otra forma le harían un daño posiblemente irreparable. De Random, de lo que están haciendo ahora y del disco que se viene, por lo que anoche escuché, va a ser necesario establecer alguna forma de resistir a esa enfermedad que se puede meter en el cerebro y arruinarte la percepción de la realidad para siempre.
Encima, si esto fue un ensayo..la puta madre, ¡¿que nos pasará en la presentación "oficial" de "Pídanoma", que llega ahora, en enero del 2014, o cuando decidamos apretar play en el reproductor?!.
Voy a tratar de ir por parte. En primer lugar los músicos: la química, el entendimiento y la locura es formalmente compartida por ese trío de enfermos que exprimen al máximo sus instrumentos y las posibilidades sonoras de los mismos, y si no alcanza tienen un arsenal de pedales que no solo ayudan a sacar más sonidos y distorsión al bajo y a la guitarra...sino que me dio la tremenda sensación de que ese arsenal en realidad son otros instrumentos que están camuflados como si fuesen pedales y filtros, etc. En relación al baterista, ese muchacho tiene que cuidar su salud porque le va a dar un infarto, incluso antes de que le llegue la cuenta por su instrumento, ese que rompió ayer al finalizar el espectáculo; no creo que haya hoy en la Argentina alguien que tenga tanta intensidad y prolijidad para atormentar al exiguo set del que disponía anoche por lo menos).
Segundo lugar, la música: antes que nada, olvídense de lo que mostraron en el disco debut (reseñado en este mismo blog). No tienen idea de lo que entienden hoy los Random por el concepto mismo de progresión y/o experimentación. ¿Se lo pregunté a alguno de ellos? No, pero escuchando no hace falta. No hay más formas ni estructuras, sino texturas que pueden sonar cálidas y aterciopeladas, como una caricia, para pocos minutos después someterte a una tortura nueva, en la que te hacen pasar a través del tímpano un minirayador congelado con alguna técnica especial que te permite seguir disfrutando semejante atrocidad; el nivel de violencia sonora solo es comparable a los momentos de tensa calma y al trance hipnótico que logran repitiendo patrones de forma cíclica, lo cual me lleva a tratar de establecer las influencias...o por lo menos asociar eso que pasó anoche a algo medianamente conocido y terrenal, para orientarnos en un viaje que tendrá muchas víctimas en el camino.
Antes estaba muy presente la cuota Tool, de Meshuggah y pinceladas de Opeth aquí y allá, sumado a una inadvertida psicodelia marsvoltiana, que si bien lograban canciones deformes, eran canciones. Hoy existe en la música de Random, por lo que pude experimentar la noche del Domingo, un desapego absoluto por la estructura típica de canción, logrando un aplastante sonido más deforme todavía en donde podemos encontrar en igual dosis la intensidad psicótico-esquizofrénica de The Locust, el tecnicismo de los suecos (Meshuggah) tamizados por The Dillinger Escape Plan con pinceladas de las experimentaciones más colgadas de los sounscapes de Robert Fripp y Primus.
Pero eso no es todo, porque en un movimiento que parece cagarse en todos, metieron unas influencias que parecen sacadas de esos experimentos del Japanoise, con artistas tales como Merzbow y Boredoms (las voces son de lo más loco que escuché por estos lados y no creo que haya alguien haciendo algo así en nuestro país), con toques Drone/ambient muy en la onda de los Boris y los Sunn O))) más duros.
Así, este movimiento iniciado da cuenta también de un cambio en el concepto: si antes era el de la estructura, tomado de Lacan, ahora parece ser el deconstructivismo derridiano el que toma la posta, creando unos climas tan disonantes y aprosivos como, por momentos, abstractos.
Hablaba de víctimas recién, de las que quedarán en el camino: de movida, al heavy cabeza de tacho no le va a cuadrar nada esta deformidad (recuerdo esos tres imbéciles en aquel recital con Gardenia y me causan mucha gracia); tampoco les va a cuadrar a la gente rígida y estructurada que lo único que busca es escuchar un temita mientras se toma una birra, ya que acá, para que el viaje sea de verdad completo, hay que estar lo más lúcido y despierto posible.
La última víctima es el cuerpo, tanto de los músicos como de los oyentes. Genera un grado de "stress", son tantos los estímulos que golpean la superficie para meterse dentro, que uno sale "agotado". Si, puede ser que sea mi edad, pero prefiero creer que, en realidad, es la música, son esos sonidos que uno acaba de experimentar los que te dejan así.
Posibles defectos que pueden no serlo: solo dos cosas me siguen incomodando -la edad, muchachos, me estoy volviendo viejo), una es la excesiva gesticulación. Lo digo porque de verdad no necesitan demostrar lo mucho que se comprometen con lo que hacen y con la intensidad que generan, ya que se experimenta en el acto mismo de escuchar. El otro, va a ser difícil cautivar a un público (en sentido amplio) que solo se interesa por los regresos de Malón, por el disquito nuevo de Almafuerte o del nuevo proyecto de Andrés Giménez, o de alguna banda Power que sobran en Buenos Aires y Argentina. Lo de uds. seguramente estará por fuera de los límites de esta, y será una lástima, porque ya no podré(mos) dedicar un domingo para ir a Las Tías a escuchar el nuevo experimento.
Saludos enormes y gracias por la música y el viaje.
Arriba los pebes! Una banda incomparable realmente, un anti-concepto muy bien logrado, un viaje de ida, o de vuelta en todo caso.
ResponderEliminarY bueno... ma' no pida. Muy buena lectura, cada día mas bonito Las Tias.
ResponderEliminarAl igual que los changos de Nysas, sonaron muy bien, alto lugar que se armaron para ensayar.
Muy buena la nota!!! Estamos enormemente agradecidos con todos! Que pasen un buen comienzo de año
ResponderEliminarq barbaro me dejaron sin respiracion estos nenes cuando escuche su proximo disco,increible la verdad q exista tanta cabeza aca en tucuman,sin palabras genios¡¡¡¡¡
ResponderEliminarluis