Sí, cada vez pasa más tiempo entre los post que escribo, y las causas son múltiples y de escaso interés (supongo) para los que aún siguen leyendo (ya no descargando) el blog.
También es cierto que cuando me propongo postear algo, lo hago desde aquel lugar que parecía perdido en función de lo que sería descargable y/o agradable para el común de los que siguen o leen el blog. Es decir, últimamente me dejo sorprender por aquello a lo que no le prestaba atención, por prejuicio, por vagancia, por no compartir un determinado gusto musical, etc.
Y esa sorpresa viene de la mano de una banda descomunal que ya lleva dos discos editados, y en donde sus músicos la vienen peleando desde los '80.
Por un estúpido prejuicio adolescente, nunca había escuchado Cienfuegos, y lo más viejo de Los Fabulosos Cadillacs me aburría, hasta que llegó ese impresionante y extremo "Fabulosos Calavera"... en donde tocaba Ariel Minimal, guitarrista argentino imprescindible. A partir de allí, descubro el background de algunos tipos que me parecían ajenos (como Rotman, por ejemplo).
El Siempreterno retoma con una calidad y un compromiso únicos esos sonidos dark/punk de los '80, de la mano de estos músicos: Mimi Maura (impresionante) en voz, Sergio Rotman (guitarra y voz); Ariel Minimal (de Pez) en guitarras; Fernando Ricciardi (de los Fabulosos) en batería y Álvaro Sánchez en bajo.
¿Es El Siempreterno un súpergrupo? La verdad que siempre detrás de esa denominación parece esconderse una licencia para hacer cualquier cosa. En este caso, felizmente, no resulta equivalente, y las canciones, brevísimas, son como gillettes oxidadas que te laceran sin piedad, mientras vos disfrutás de ese dolor intenso que te carcome la carne y te drena tan rápido como finaliza este disco (menos de 23 minutos).
Las canciones generan un vértigo incomprensible si antes no escuchamos y padecemos a Joy Division, a Bowie, a Sumo (en esa veta bien dark autóctona, de resaca de ginebra) y a TTM (a su veta punk, y no al mamarracho latino que terminó siendo en los '90).
Un arranque furioso con "7-eleven", que reza: "...tengo un amigo que volvió de la muerte, y dice que no es malo ser un ser inerte...una mañana me fuí de mi cuerpo y no he regresado hasta estar muerto"
En "Más de lo mismo": "...voy a morirme frente al mar solo...".
En ese título "sugestivo" de "Rohypnol" (en los recitales en los '90, había varios que los mezclaban con vino o cerveza...y así quedaban), Sergio nos escupe: "...el muy rastrero saltó la pared, rompió un vidrio por donde pasar, cortó su mano con el vidrio aquel/ revuelve las cajas buscando el rohypnol, no mira hacia nada solo busca el rohypnol, pero el miedo no es tonto y la mano no deja de sangrar..."
Los temas van pasando pero cada uno tiene algo que dejar, así como al descuido, como si fuera sin querer, su dosis de miedo y asco, de muerte y sangre y decadencia. La folky "La vieja casa" (con Mimí descollando oscuridad), nos deja una imagen entre bucólica y tenebrosa, de esas que cautivan si tenemos una cámara en mano, gracias a unas guitarras que rezuman dark ochentoso.
Casi como si Ian Curtis se mezclara en una danza demente con Richard Coleman y Gamexane, El Siempreterno escupe un himno atemporal, "Bajo este sol", con una cuota de desprecio y pesimismo respecto a la especie humana que ya quisieran varios blackers y nihilistas para sus discos/escritos: "la cabeza de la persona que amas y el resto del cuerpo en una fosa común/no puede ser que esto sea amor/esta raza nunca sintió amor/bajo este sol/el destino y su futura parodia/y el silencio/una estrategia extraña/no puede ser que esto sea amor/esta raza nunca sintió amor/bajo este sol//hey dime adiós y a las cosas que rodeaban tu cama/hey dime adiós y al silencio que te servía de espada/hey dime adiós somos sombras de la noche/hey dime adiós a mi y a todo lo que dice esta canción"
Podría transcribir cada una de las letras de este disco, solo como una forma de exorcizar la muerte y el odio que nos habita a todos...y el segundo himno, homónimo de la banda, y de nuevo Maura da cuenta de una profundidad y un dramatismo avasallante, como no escuchaba desde hace mucho tiempo en el Rock local.
El disco va terminando (ya pasó "Contradios" e "Inyección de amor") y aparece como rareza sónica "Bebiendo ansiedad" (Mimi presente de nuevo), como si fuera la banda sonora en clave pseudobolero de un bar de mala muerte a la orilla de una ruta alejada de la civilización....ruta de mala muerte..y sí, la Muerte, así con mayúsculas, está siempre presente, no para aturdirnos, sino para hacernos saber que nunca estaremos solos de la mano de Ella, la única compañera a la que podemos acceder con seguridad en la vida.
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