24 de febrero de 2013

Meshuggah "Koloss" (2012)

enorme
Enfermos de mierda, eso es lo que son estos suecos, y no tienen empacho en demostrarlo cada vez que editan un disco.
Su preocupación hace años que no pasa por las canciones, de hecho ninguna de estas amorfas demostraciones de poder tienen ese formato. Lo de ellos es buscar el límite.
El de ellos y el de nosotros, los que nos sometemos gozosamente a esta muralla sonora impenetrable.
Cada músico, casi de forma independiente, se encarga de buscar y sondear hasta dónde pueden estirar sus cuerdas y golpear sus parches sin perder la cordura en el intento. El resultado tiene dos caras: música híper sincopada y trabada, compleja, oscura y agresiva, por un lado....y 0% cancionera por otro.
No es una valoración negativa, por supuesto, porque nosotros, los que escuchamos a los suecos, los que elegimos torturarnos con sus exploraciones deformes, esperamos eso justamente: que nos aplaste, que nos falte el aire, y que nos regalen esa sensación de que podría ser peor si se lo propusiesen.
¿Peor? Escuchen cuando bajan la velocidad, si no parece que está pasando un tanque por encima de tu cabeza. Definitivamente no es la velocidad lo que hace a la música  de Meshuggah tan pesada y asfixiante, sino la forma en que entienden la construcción sonora de sus discos.
Lo mejor del disco: volvió el groove que se encontraba perdido entre tanto tecnicismo últimamente, recordándome aquella vieja gloria noventosa de "Destroy Erase Improve".
La joya: el tema que cierra el disco, "The Last Vigil", casi casi, un experimento floydeano en manos de estos loquitos.

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