Es cierto que dije que el disco Black de este año es el de Blut Aus Nord, el tema es que estrictamente no me atrevo a catalogar como exclusivamente perteneciente a este género a los irlandeses, desde hace ya varios discos por supuesto.
Los que siguen el blog sabrán remitirse a otras reseñas para entender lo que significa la banda por lo menos para quien escribe esta reseña.
Pudieron salir de un gueto restringido en sus comienzos, llegando a esta actualidad que rebasa ampliamente los géneros, para logar una música que es al mismo tiempo agresiva, melódica y absolutamente dramática sin sonar a nadie más que a ellos mismos.
El Black está presente más en espíritu que en lo musical, siendo cada vez más progresiva la forma de buscar y experimentar de la banda, poniendo toda su capacidad técnica y su alma al servicio de las canciones que se diferencian entre ellas, haciendo de este un disco más relajado y profundo que los anteriores, tal vez más melancólico, y mucho menos adrenalínico y "marcial", aunque el sentimiento y el respeto por los muertos (sus/nuestros muertos), ese espejo en donde nos miramos y desde donde construimos historias, está tan presente como siempre, en sus líricas, acaso de las más representativas e inspiradas de una gran cantidad de bandas.
Una formación ya afianzada y constante, con una (al)quimia lograda sobre la base de años dedicados honesta y fielmente a la creación de obras perdurables e inolvidables.
Como con sus discos anteriores, podría transcribir y hablar mucho sobre cada una de las canciones que componen este, mejor cierro acá y lo escucho de nuevo.
Tal vez uno de los mejores discos del año, sin duda alguna.
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