negro |
Año 2012.
Seguro va a ser un año recordadísimo por los amantes del metal más extremo (y del más oscuro y opresivo también). Sólo por citar algunas bandas que sacaron grandes obras: Enslaved (pronta reseña), Anathema, My Dying Bride, Paradise Lost, Anaal Nathrakh, Katatonia, y un larguísimo y próspero etcétera.
Entre todos ellos, también están estos franceses de Aluk Todolo, metiendo una obra descomunalmente pesada y progresiva, al mismo tiempo que oscura y ultrapsicodélica...e instrumental.
Nadie se imagina de que van, porque es difícil pescarles la onda rápidamente, pero una vez que te sentaste con paciencia a descular la hormiga, no podés creer lo que va apareciendo frente a tus oídos.
Amén de las referencias obligadas a lo progresivo oscuro de los '70 (Amon Düül II, Jacula), hay una tensión en la música de este trío que te deja sin aire con el correr de los minutos de este extenso ritual mágico.
Son 8 temas donde el más corto dura 8'35'', sin título, solo denominación con números romanos correspondientes, y atraviesan el espectro del Rock contemporáneo, llegando incluso a rozar de forma evidente y magistral esos climas secos y fríos al mismo tiempo (que tanto nos gustan), de bandas Post-Punk y New Wave europeas (ya, me viene a la cabeza Televisión y Mogwai).
Pero no solo eso, porque el Pink Floyd de "Meddle" se puede cruzar con lo más extravagante de los Goblin, para después dar lugar a un clima que te da la sensación, lejana, de qué resultaría si se cruzara en el híperespacio Frank Zappa, Hawkind y Hendrix, pero con una dosis pequeña pero mortífera de Darkthrone.
Y ahí es donde aparece lo distintivo de este trío. Suenan pesadísimos y oscuros como la puta madre, pero con una frialdad extraída de las isondables profundidades de algún agujero negro.
También resulta profundamente hipnótico el tratamiento a cada instrumento en cada uno de los temas, porque van variando, y si en alguno la guitarra destila vértigo y muestra malabares que los The Mars Volta aplaudirían con lágrimas en los ojos, cuando llega el momento de dar primacía al bajo, este aparece gordísimo y seco al mismo tiempo, acompañando una batería minimalista y por eso mismo, sumamente tenebrosa.
¿Ven? Otra referencia más. El cuelgue stoner, pero sin lo stoner, sin la buena onda y la fumarola, sino proyectando un vacío místico que se refleja en la ausencia de voces...nada que decir, todo por experimentar y dejarse llevar.
Es como si fuera "El Resplandor" (el original, no el bodrio de la remake), pero a 20x de velocidad y después de haber tomado un cóctel lisérgico para elefantes.
Los punteos de guitarra se vuelven mantras lacerantes que te llevan a esa cumbre gris y distante donde seguramente no puede haber nada bueno (y que me recuerda a la portada de aquel mágico "Lugburz" de Summoning).
¿Puede ser Drone pero a velocidad Warp? También, porque hay climas que no quedarían mal en compañía de unos Sunn O))) o unos antiguos Earth, pero más malignos.
Y volvemos de nuevo a lo maligno. ¿Por qué tanta fijación con eso? Tal vez sea porque los músicos de Aluk Todolo tuvieron otra banda antes de neta extracción blacker, y de allí bebieron el néctar con el que impregnan cada uno de estas superlativas exploraciones del estado de la mente.
Ese es otro punto que nunca me canso de señalar. Es impresionante como el pulso lento, repetitivo y casi obsesivo de una cuerda, produce una sensación de violencia mucho mayor que la demostración gratuita de velocidad sin sentimiento. Y el sentimiento, negativo por cierto, es algo que en "Occult Rock" sobra (escuchen "IV" sino, y después me cuentan).
Un disco, que hoy, 05/11/12, podría incluir entre los mejores del año, sin importar lo que venga después.
Un disco difícil de escuchar; casi siguiendo los principios herméticos, y sin los cuales parece imposible entender como un sonido tan opaco y opresivo, tan libre al mismo tiempo, puede contagiar tanta vida al mismo tiempo que insuflar tanta muerte.
Un disco solo para los iniciados...anímense, entren a la cofradía.
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