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Y si, después de tanta moribunda y pútrida lentitud, había que poner un poco de onda en las reseñas. Y que mejor que la música escupida por otra de las grandes regiones de Escandinavia, Suecia.
Y de los pioneros, o uno de ellos (del sonido de Gotemburgo)...Death Metal Melódico. Es cierto que antes vino ese impresionante cambio de rumbo de Carcass, del Grindcore más zarpado a ser las raíces del nuevo estilo.
Y se ve que en Suecia entendieron el mensaje, porque asomaron sus cabezas tres grandes bandas (y de la misma ciudad, Gotemburgo): Dark Tranquillity, In Flames y los geniales At the Gates. Y lo más importante es que cada una tenía su personalidad.
At The Gates expresaba sus influencias y se diferenciaba de las otras dos, pues resaltaban el costado más extremo de la música, con Slayer a la cabeza, y con un groove que años después tomarían otras bandas como rasgo distintivo (sino pregunten por Mastodon).
También se dejaba escuchar un Hardcore mezclado con el Thrash más violento, sobre todo a partir de este disco, ya que los primeros eran de corte Death Metal más clásico.
No voy a describir cada uno de los temas, pero solo el inicio de "The Swarm", que abre la placa ya nos da una respuesta por adelantado a una pregunta nunca formulada. No es un disco típico, sino no se explican esas cuerdas; recuerden que estamos en el año 1994, cuando no era para nada común que en el Death Metal surgieran estos sonidos.
Por suerte hubo músicos que, sostenidos en una de las escenas más consistentes y prolíficas, se animaron y generaron un punto de no retorno, pariendo obras como esta.
Si no se te mueve el pie y la cabeza al instante, andá pensando en un buen cajón, porque estás muerto.
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