24 de noviembre de 2014

Blut Aus Nord "The Work Which Tranforms God" (2003)

sindios
Como para variar, de lo nuevo pasamos a lo viejo, y nos vamos casi 12 años para atrás en la historia de los franceses Blut Aus Nord.
Sabemos que en sus orígenes hacían un Black Metal bien a lo noruego, y que hoy por hoy se dan el lujo de hacer lo que les venga en gana. 
Pero ya en "The Mystical beast of Rebellion" (2001), algo pasó en la cabeza de estos muchachos que se tornaron más densos, y empezaron a salirse del molde y lo típico de su arte.
Y es en este disco, que le sigue rápidamente a aquel, que se van literalmente al carajo, metiendo influencias industriales que después explotarían sabiamente en lanzamientos posteriores.
Y no solo eso, las influencias de las corrientes más vanguardistas asociados a lo extremidad blackers, expande los límites exponencialmente generando un arte difícil de interpretar y de engancharlo con algo salvo con una maldad y una oscuridad intrínseca y absoluta.
Los polos se mezclan y generan una tensión que impacta en el cuerpo...adrenalina y taquicardia, incomodidad que puede traducirse en angustia o lo que sea...eso es Blut Aus Nord.
Desde el vamos, un disco que arranca por el final ("End"), algo amorfo y bien ambient, para dejar entrar al coro de los muertos, en lo más parecido a la extremidad primigenia, sin dejar de lado esa sangre negra e infecta, rezumante de petróleo y lodo, que tan común se tornara en sus posteriores lanzamientos.
"Axis" no se queda atrás en eso del vértigo y la violencia, pero se hace evidente, por lo menos para los franceses, que las guitarras chirreantes y filosas no son suficientes para enrostrarnos que la decadencia de este nuevo siglo no sigue los parámetros medievales y/o antiguos, sino que es más amorfo y oscuro, más alejado de lo concreto y más cercano a lo tangible de la angustia por eso que nos atraviesa y nos transforma, por qué no, en un bicho horrible que rechaza toda similitud y empatía con nuestros congéneres.
"Metamorphosis" es en este sentido, tal vez una declaración de principios y un muestreo de los parámetros a seguir por Vindsval y los suyos a lo largo de los años, siendo posiblemente lo más opresivo de la placa juntamente con esa masa de payasos muertos que cierra el disco de la mejor forma.
No solo hay cada vez más disonancias y climas enrarecidos, sino que las voces tortuosas que invitan al rechazo se cuelan en tu cabeza para decirte que nada bueno puede salir de esto, con percusiones acaso tribales, de una raza de extraterrestres que odia a la humanidad.
Es en este punto de desprecio y densidad que veo el lazo que los une a esos monstruos cuyo retorno festejo, esta vez desde Inglaterra, los geniales Godflesh.
Un disco impresionante que abrió la puerta a la experimentación no solo de estos músicos, sino del que escribe, que a partir de aquí busco en este tipo de lanzamientos, en su ética y estética, la forma de disfrutar la decadencia de nuestro mundo, con una banda de sonido acorde.

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