rarooooo |
Definitivamente los resultados de la experimentación brindan discos tan perturbadores y zarpados que dan ganas de quedarse eternamente pegados a los formatos más cercanos a la inconsistencia y más abstractos posibles, sobre todo si lo que buscamos es sorprendernos.
Y estos griegos se las traen.
Con influencias tan disímiles como sonidos teatrales, Black Metal del más clásico y la vanguardia musical de gente gente como -por ejemplo- Solefald, asociados a la literatura de horror más clásica, en escasos 37 minutos escupen su deformidad primera al mundo, y nos (me) dejan con la boca abierta pidiendo mayores referencias.
Parece mentira, pero son tan deformes y al mismo tiempo melódicas las canciones, como oscuras las imágenes que invocan casi al descuido, dejando que seres malignos se cuelen e inunden las creencias que hasta ese momento eran inconmovibles.
Guitarras que se pasean desde el frenético black hasta las estructuras hipnótico psicodélicas made in '60, con punteos de esa modernidad infecta que tanto odian los puristas y arreglos por momentos tan cercanos al Jazz que sorprenden y paralizan, sobre todo cuando unos colchones de teclados nos acercan al Pink Floyd de "Meddle", algo que muchas bandas black parecen haber descubierto como fuente inagotable de tensión.
Canciones relativamente breves que desarrollan una idea rápidamente, bajo los signos del vértigo....hasta que aparece esa estrella brillante llamada "Into de Gates of Time", que amerita la escucha del disco por si mismo, y en donde están contenidas todas las ideas, las tensiones opuestas y la capacidad de confrontar diferentes estilos como si se estuviesen sirviendo un café simplemente.
Un trío: Theoharis (guitarras y voz líder); Haris (teclados) y Dim (bajo y guitarra acústica). A ellos se suman dos sesionistas en voces y batería, logrando algo verdaderamente único y...tengo miedo de decirlo...innovador.
Pero...¿qué es lo que hacen? preguntará el incauto y no iniciado.
Muchas veces es mejor no preguntar, sobre todo si no queremos enfrentarnos a la terrible realidad de que las formas estallaron y las etiquetas hace años que dejaron de servir para algo más que para llenar hojas de papel inservibles o postear algo que no hace sino cuestionar la tranquilidad de nuestras mentes al decir "lo mío es el metal".
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