Otra bestialidad de Dark Tranquility, justo anterior
al hermoso “The Mind’s I”, en donde los clásicos se suceden uno detrás del otro,
y donde predominan riffs vertiginosos con melodías punzantes y solos de
extracción clásica que, desparramados en 11 canciones increíbles, se vuelven
adictivos necesitando de vez en cuando no solo escuchar este disco, sino
experimentar las sensaciones que producen, que, como siempre, varían con el
paso del tiempo.
No todo es vértigo, velocidad y violencia, sino que
también tenemos sutilezas, pinceladas que hoy son la firma registrada de los
suecos, como el inicio del tema que titula la placa, con un punteo casi clásico
seguido de un riff descomunal y las voces femeninas de Eva-Marie Larsson, que aparecen
cuando se hace la rebaja de rigor para asociar el Death Metal –ya melódico- a
una melancolía y un clima triste que no se si existía hasta ese momento.
Parece mentira que siempre se haga incapié en las
violas, cuando el trabajo en la batería adquiere una relevancia descomunal, y
junto a la otra cara de la sección rítmica, dejan a los demás hacer lo que se
les antoje, mientras ellos marcan un ritmo y llevan el tiempo por los carriles
correspondientes.
Palabras aparte merecen tanto “…Mine is the
Grandeur”, con su cadencia entre marcial y gitana, y solo guitarra clásica y
percusión, y la que cierra la placa “…Of Melancholy Burning”, el tema más
extenso de la misma y con más cambios y climas.
Pero eso no es todo, ya que estamos frente a una
edición limitada, en donde podemos disfrutar de cierta demostración de afecto
por sus influencias más evidentes, sonando temas tales como “Acacia Avenue” de
los ingleses Iron Maiden, en una versión maravillosa, o “My Friend of Misery”
de la M (Metallica, despistados), cuando hacían música en serio, como así también el clásico de Mercyful Fate (Lady in Black), y un par más (Kreator y Sacred Reich)
Obligatorio.
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