agua |
No puedo comenzar esta reseña mas que diciendo que Opeth acaba de sacar unos de los mejores discos de los últimos 5 años....sorprendiendo a más de uno (entre los que me incluyo).
Atrás quedó ese disco que remitía automáticamente a la banda americana Tool, y que le quitara a la banda todo ese mágico y místico dinamismo que tuvieron a lo largo de su extensa carrera. Aquel disco (me refiero a "Ghost Reveries") marcó también el alejamiento de su compañero y fundador Peter Lindgren, el otro guitarrista, quién formara junto con Mikael un tándem único que fuera nombrado en muchas revistas especializadas de música como uno de los 100 dúos de guitarristas más importantes de la historia.
Ese alejamiento, sumado a la sección rítmica uruguaya ( baterista y bajista-este último retornó a la banda), nos/me hizo pensar lo peor, ya que el nivel de entendimiento y química que había logrado la banda en discos anteriores era muy difícil de superar.
Pero, como esta banda siempre nos sorprendió, me hizo callar de la mejor forma posible, de la única forma que Opeth puede hacernos callar a todos los que amamos la música: con su arte, con su forma de entender que la progresión y la evolución no implica una renuncia a la forma de hacer y exponer su arte, la Música (así con mayúsculas).
Los nuevos integrantes se ensamblan de una forma que parece que estuvieran en la banda desde hace 10 años: Fredrik Åkesson en guitarras y Martin Axenrot en batería logran realmente sorprendernos a lo largo de las 7 canciones de esta maravilla parida por Opeth.
¿Canciones?....son más que eso, se te inscrustan en la mente y es imposible dejarlas de escuchar. La canción "Coil", es una especie de intro un poco más extensa de lo habitual con una voz femenina invitada que no hubiera desentonado para nada en "Damnation"(otra obra maestra de la banda), al igual que la cautivante y melancólica "Burden", llena de mellotrones, y hammonds y un clima que destila tristeza, de esa que provoca alegría cuando te inunda.
También se encuentra presente la fascinación de Mikael por Morbid Angel, con canciones que por momentos rozan las estructuras del Brutal Death Metal. Los 2 primeros minutos de "Heir apparent" son realmente pesados y oscuros....oscurísimos....casi una reminiscencia de "Dirge for November" de "Blackwater Park", aquel increíble lanzamiento del año 2001.
Y hacia allá nos lleva "Watershed", hacia el año en el que Opeth dejó de ser un secreto guardado del underground que no muchos compartíamos, para ser una banda que tomaba por asalto la escena en base a una producción increíble (gracias Steven Wilson) y canciones maravillosas que se te hacía imposible dejar de escuchar.
Junto con "Blackwater Park" y "Damnation", lo mejor dentro de la fantástica discografía de este ente amorfo, originado en las frías tierras de Suecia.
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