Que Mike patton es un cantante del carajo, no hay ninguna duda. El tipo con su voz es capaz de hacer casi cualquier cosa, borrando los límites y el concepto de lo que uno podría entender como cantar.
La cosa es que dada su capacidad y su gusto por la experimentación misma, a veces nos deja rascándonos la cabeza por mucho tiempo.
Fantomas es (¿fue?) uno de sus proyectos más volados y experimentales del cantante, pasando por esa colección de gritos y exabruptos que representó su primer disco "Fantomas" (1999), para después darle forma a ese homenaje espectacular al cine con "The Director's Cut" (2001), ya reseñado en estas páginas.
Justamente este es el disco siguiente, y dispara la locura inyuída en el anterior a terrenos insospechados, logrando momentos íntimos, tensos, bizarros, experimentales, deformes y climáticos.
El problema es que es todo esto junto, por lo que hay pasajes que son realmente olvidables y muy, muy aburridos. Es que para seguirle el juego al gran Mike en este tipo de viajes hay que estar en un estado mental muy particular, y no siempre es posible.
Los dejo con este manojo de nervios arruinados durante la intervención quirúrgica, que lo disfruten.
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