30 años antes que los últimos tres discos reseñados, Jim Morrison, Robby Krieger, Ray Manzarek y John Densmore editaban su impresionante debut autotitulado.
Todavía hoy suena impresionante, con tanta agua que ha pasado debajo del puente del Rock. Pero no solo hay Rock en este disco (ni en los otros de la banda): encontramos fácilmente Blues, mucha psicodelia, Jazz y música clásica, dando forma y acompañando las oscuras poesías del gran Morrison.
Si bien de acá salieron infindad de clásicos (todo el mundo incluye "Light my fire"), nunca me pude sacar de la cabeza la cadencia y el tono sureño de "Alabama Song" o "Back Door Man", con esos gritos cargados de sexualidad que tanto asustaban a los blanquitos por aquel entonces.
El comiezno del disco no podría haber sido mejor, con ese temazo titulado "Break on Through", como un claro índice de que con esta banda no se jode. Sobre todo teniendo en cuenta la calidad de sus músicos: la columna vertebral en donde se apoyan las oscuras, so(m)brías poesías de Morrison (enterrado en París, creo, como poeta, no como músico) era el teclado de Manzarek, y el que le dio el sonido distintivo al cuarteto.
Así como arranca de forma acelerada y rockera, el disco termina con ese opus dramático, oscuro y descomunal de 11 minutos, que contrasta con todas las canciones del disco, y porta una sobriedad y una tensión que nunca pudieron volver a capturar, por lo menos en estudio. La canción en cuestión se titula justamente "The End", y en ella se demuestra todas las sutilezas de las que fueron capaces como banda, y de los límites a los que podía llegar ese instrumento privilegiado que eran las cuerdas vocales de Jim.
Lamentablemente, 4 años después moría en París...pero nos dejó discos como éste, que 30 años después sigue sonando tan actual como imprescindible.
Les dejo el boleto para que se suban a este tremendo viaje psicodélico. No lo pierdan.
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