Seguimos con los "raritos" del año 1997. Casi sin darme cuenta los últimos tres posteos son de discos editados en ese año. Y todos distintos entre si.
Estos japoneses vienen dentro de la escena extrema desde el año 1990, cuando se carteaban e intercambiaban demos con Euronymous de los noruegos Mayhem.
Siempre tuvieron un sonido propio y un abordaje lírico distinto de las demás bandas de la escena, algo que comparten con otros artistas japoneses.
Este es el tercer disco de Sigh, y donde arranca el cambio radical en su sonido, metiendo más melodías y colchones de teclados que antes, y estructuras propias del Heavy clásico -indispensables al momento de pensar y escuchar sus producciones posteriores- que paradójicamente transmiten una tensa calma: escuchen el final de "Invitation to die" o "Pathetic"; también pueden escuchar cuan cinematográfico pueden sonar si le prestan atención a "Seed of Eternity", que como muestras son más que suficientes de las capacidades compositivas de este trío (actualmente devenido quinteto): Kawashima (voces, programaciones, teclados y bajo); Ishikawa (guitarras) y Fujinami (batería y percusión).
Es impresionante como al rebajar la velocidad, las canciones se tornan más pesadas y con infinitos matices, realzando cada tema como una entidad distinta e identificable por si misma.
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