Bandas y discos como este (anoten entre otros, a "Protection" y Mezzanine" de Massive Attack), refutan sobradamente esa creencia estúpida que dice que la música electrónica (aunque no lo es en forma exclusiva), no es para escuchar, sino para bailar.
Bueno, es cierto, esas dos no son las únicas, ya que variando los estilos, podemos nombrar a Kraftwerk (pioneros del estilo), Tricky (compañero de ruta), Moorodrama, y un larguísimo etc. Pero lo que acá nos interesa es, ahora, Portishead, formada a principios de los '90 por el tecladista Geoff Barrows y la maravillosa cantante Beth Gibbons, que provee a la música de la banda de unos matices realmente increíbles: por momentos aflora la locura, por momentos la ingenuidad, siempre la sofisticación del perfecto ensamblaje entre todos los instrumentos puestos en función del clima a lograr, que ya para el segundo disco se vuelve mucho más oscuro y melancólico.
De todas formas, dejen atrás los prejuicios y escuchen este disco del carajo, que no se van a arrepentir.-
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