cool |
Todavía no caigo. Estoy como en un estado honírico sin pod(quer)er volver...ni se que estoy escribiendo siquiera.
Algo suena de fondo y posiblemente sea algo de Jazz, que es lo que pongo de forma automática cuando tengo que volver a la realidad.
Pasan unos minutos hasta que me doy cuenta, o tomo conciencia de lo que estoy escuchando.
Y es raro, porque no es algo terrenal, si se le puede decir así a este músico y a los que lo acompañan en este pedazo de obra de arte eterna e indiscutible.
Los datos suenan tan fríos a veces. Cuando uno quiere llenarse la boca de palabras al pedo, suele buscar datos superfluos. Pero en este caso no, en el caso particular de Miles no todos los datos son de esa calaña.
El Sr. Davis ya venía tocando con uno de los líderes del bebop, otro músico genial llamado Charlie Parker. Y tenía su reputación.
Juntó a unos cuantos músicos de la escena under de N.Y. y grabó así, como si nada el nacimiento de este nuevo estilo, el Cool (que los entendidos del género podrán definir mucho mejor que yo con palabras más certeras).
Yo lo único que puedo decir es que me sirvió este disco hoy, y pocas horas después de haber dado un gran paso en lo personal, para volver a la realidad y darme cuenta, disfrutar del momento, a pesar de sentirme estúpido por esa sensación de bienestar extremo -diría- y que no puedo explicar con más palabras.
Por eso, y para que se sientan tan bien como yo, es que les dejo el disco, elijan un buen momento y acompáñenlo con esta hermosa y relajante banda de sonido.
Otra vez Miles lo hizo.
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