algol |
No se pueden quejar la verdad, ya que tardamos un poquito más de 2 años en recorrer 1500 años luz, desde que saliéramos acompañando aquellas caravanas que se dirigían a este lejano y misterioso imperio ubicado en el Cinturón de Orion.
Es cierto que las comparaciones son odiosas, y en este caso más, porque este segundo y último lanzamiento de Neptune Towers es casi lo mismo que el anterior, reseñado acá.
Y lean bien, dije casi, porque en este hay más noise y más psicodelia, pero en proporciones tan diluídas que habría que recibirse de bioquímico para encontrarlas.
Algo me dice que la influencia más grande de estos dos capítulos perpetuados por Fenriz (de Darkthrone...de dónde si no?) es el compositor griego Vangelis, pero no en su vertiente más melódica y amable, sino en esa faceta experimental, la de "Beaubourg" (disco rarísimo), en donde juega con la distinta gamas de matices y sonoridades que le posibilita la utilización de los sintetizadores, generando climas etéreos, espaciales y terroríficos por igual, sirviendo de banda de sonido de algún film de terror de bajo presupuesto.
Bueno, acá esos climas no llegan al terror, pero si te llevan hacia el espacio vacío, hacia la mismísima nada y la desolación más absoluta, en donde ni siquiera hay tiempo para sentir frío...porque en el espacio, el tiempo no existe.
Y si escuchás este disco, posiblemente te pase lo mismo...te pierdas en el espacio-tiempo, y no puedas regresar, olvidándote la dimensión a la cual pertenecés.
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