Todo lo expuesto en ese primer disco (indispensable), se potenció con este nuevo lanzamiento.
Lo gótico aún más gótico, y lo clásico mostrado de una forma tan bella e impactante como pocas bandas del estilo pudieron hacerlo, incluso hasta el día de hoy.
Es increíble como se valoriza la buena música. Cuando recién salió era un gran disco, a la altura de las circunstancias y, por que no, de las necesidades del mercado.
Las voces limpias son aún más dramáticas que antaño, y los coros nos arrastran a la Europa clásica y nos depositan con delicadeza en algún teatro importante para presenciar lo nuevo que está llegando.
Pero nos damos cuenta que no estamos en épocas antiguas, que esto es música contemporánea, y de la mejor.
Los matices, y como estos resaltan al bajar la velocidad es tan agradable al oído que no parece que estuviésemos disfrutando de música extrema, sino más bien de alguna banda de los '80, de esas con temas bien gancheros.
Otro gran disco de los noruegos, tan bueno como el anterior, que los terminó de ubicar en el mapa metálico mundial, dejando de ser la revelación anunciada para convertirse en algo tangible y disfrutable, tanto como su música.
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