Philip Dick es uno de los escritores de ciencia ficción más brillante de la historia, al lado de genios de la talla de Ballard y en menor medida Ray Bradbury.
He leído mucho de ellos, y de Dick, y hasta ahora no me encontré pensando "que aburrido este libro, o esta historia".
Aunque hay algo que caracteriza las obras de ficción de Dick, y es lo siguiente: de repente uno esta en un mundo que no sabe como funciona ni cuáles son las reglas que determinan dicho funcionamiento; incluso pone en tela de juicio la supuesta evolución de los seres humanos, a la cual estaríamos irremediablemente atados.
Este historia en particular es tan atrapante que puede ser leído en menos de 1 día. Y encima es muy divertida, casi graciosa si no nos tomamos el trabajo de leer entre líneas acerca de lo que escribe el autor.
La visión de Dick (como también la de Ballard, Bradbury, y unos cuantos más) es extremadamente pesimista, y por momentos los personajes rozan la estupidez más recalcitrante.
Durante una visita a cierta instalación militar llamada Bevatrón ocurre un terrible accidente, que desencadena una especie de viaje a través de sucesivos mundos paralelos, regidos por las mentes de los que sufrieron dicho accidente.
Así, por ejemplo, atravesamos un mundo donde la religión puede arreglar, si se len los salmos pertinentes, un auto averiado. U otro mundo, producto de la mente de una tilinga que elimina todo lo que no le gusta...o un mundo liderado...imaginado...pergueñado por una mente comunista, quien a su vez es la esposa de Jack Hamilton (uno de los protagonistas de la historia) de quien se sospecha dicha tendencia política en plena época macartista.
¿Que tan peligrosa y nefasta puede ser la idea única como regente del mundo? Por más de que dicha idea parezca naif, y hasta un poco tonta, pronto las conclusiones nos arrastran a lo peor de la dirección de conciencia (o de voluntades, y una imposición brutal que busca eliminar lo diferente).
Otra vez Philip Dick nos arrastra por tormentosas especulaciones, poniendo en duda nuestras ideas preconcebidas, y generando una maravillosa intranquilidad.
Un escritor único e irrepetible.
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