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Ya habían dado un paso importante para despegarse de la segunda camada noruega de música oscura.
De esos primeros discos, primitivos pero con un toque de oscuro romanticismo medieval (emulando algunos climas de los geniales y únicos Satyricon), legaron a esa joyita titulada "Enthrone, Darkness, Trumphant" (1997), en donde se hacía difícil encasillarlos o rotularlos en algún género concreto. Había mucho Death, Black, música neoclásica y metal del clásico.
Después vino esa rareza llamada "Spiritual Black Dimensions (1999), en donde aparecía como uno de los invitados estelares ese bajista que canta como los dioses Vortex, quien por ese entonces estaba en Borknagar.
Pero acá lo moderno te asaltaba por sorpresa, y uno no podía dejar de dsifrutar con el volúmen al máximo, mientras melodías extrañas y composiciones misteriosas sacudían la modorra general.
¡Qué disco del carajo! Desde esa intro oscura disparada por los deditos de Mustis (tecladista que le diera grandes composiciones a la banda y que fuera recientemente expulsado de la misma junto con el bajista), pasando por ese promer riff asesino de "Blessing upon the throne of Tyranny", y un Nicholas Barker con precisión quirúrgica tras los parches.
Esa precisión se desparrama gratuitamente a lo largo y ancho del disco y de sus músicos (por Nicholes, digo, je), haciendo su entrada triunfal y épica en voces limpias las descomunales e inigualables voces de Simen "Vortex", en esa cosa moderna, agresiva y tremendamente melódica llamada "Kings of the Carnival Creation".
Es impresionante los matices que de pronto adquieren las canciones con la orquesta de la ópera de Gotemburgo, que se amalgaman a la perfección con las intrincadas composiciones de Shagrath y compañía. Sino escuchen "The apostasy" y déjense maravillar por otra intervención gloriosa de Vortex, ya para ese momento convertido en héroe, gracias a su rango y capacidad vocal. Ni hablar por supuesto de el intercambio entre ambos guitarristas y Mustis, más la descomunal humanidad de Barker.
Al llegar a "Puritania" (track 6), el disco ya es un clásico, imposible de despegarlo de tu mente. Si crees que para sonar malvado hay que tener una producción del orto, escuchá este tema y cerrá la boca...pero abrí bien las orejas, que esto es maldad concentrada.
Violento y maldito, irresistible carga de neoclasisismo articulado a uno de los puntos más altos de la escena noruega.
El disco se acerca al final, pero antes...¿se puede sonar melancólico y épico al mismo tiempo, viniendo la música en un formato tan extremo? La respuesta se puede obtener prestando atención a la canción "Sympozium", sobre todo en esa sección que arranca a los 2'20'', simplemente apoteótico.
Música clásica más Black Metal new school de la mano de Dimmu Borgir en "Perfection or Vanity", para finalizar un disco genial que le abrió muchísimas puertas de las que cerró.
La versión japonesa viene con dos bonus: el primero es una versión regrabada de "Devil's Path" que apareciera en ese e.p. del año 1996 homónimo. Y aparte, para quienes dicen que no hay sentido del humor en el metal, un gran cover de Twisted Sister, "Burn In Hell".
Señores puro metal noruego del Siglo XXI.
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