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Si no presten atención a esta pequeña pieza de 15 minutos donde algunos jóvenes que después darían que hablar en otras bandas (Dimmu Borgir, Carpe Tenebrum, Chrome Division, etc.).
Ya se dejaban escuchar algunos teclados, que si bien eran meros colchones, si hacemos un esfuerzo, nos encontramos en corrientes más modernas del estilo.
Las voces son tan demoníacas como la de cualquier banda de la época, con ese toque de rústica y maldita frialdad tan especial, realzada por la producción de bajo costo, que logra transmitir aún mayor frialdad todavía.
Es cierto que es poco tiempo y que se pasa rápido, pero aún hoy, 16 años después, seguimos escuchando esta breve joyita noruega como la primera vez.
Y eso no ocurre seguido.
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