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No solo es el primer disco que escuché de los alemanes, sino que a partir de acá es donde empecé a buscar de donde provenía este sonido que mezclaba metal y música clásica.
La intro es misteriosa, y ni soñando te imaginas que lo que vendrá es la mixtura perfecta de dos estilos que hasta ese momento tenía escasos representantes en la escena.
Lamentablemente, hizo que explotaran y aparecieran un sinfín de bandas mediocres o copias patéticas que no les llegaba ni a los tobillos.
Las intervenciones de Anne Nurmi (que provenía de la banda Gótica Two Witches) son hermosas y cálidas, aunque con una melancolía abrumadora.
Y con el correr de las canciones esa sensación se va acrecentando hasta inundar por completo la mente de quien escucha.
El primer mazazo de la discografía de la banda en formato metal está en este disco bajo el título "Copycat", donde nos regala un bajo gordísimo y seco al mismo tiempo, y una de las puteadas más graciosas de Tilo, que sin embargo, deja entender la desazón y el odio ante la mentira.
El arte de tapa y todo el librito interno es un verdadero lujo, y otra demostración de la calidad artística de ese griego maravilloso que acompaña a Tilo desde sus comienzos. Es increíble, pero así como lo transmite la portada, el erotismo sutil siempre fue un ingrediente en la música de Lacrimosa.
A partir de "Inferno", Lacrimosa entró por la puerta grande a los medios especializados y a la memoria de la gente, que así descubrió (descubrimos), una nueva gema en el oscuro firmamento de la música más depresiva y gótica.
La mejor forma de escuchar esto es a oscuras, para que las lágrimas no nos nublen la vista.
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