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Lo reconozco, en mi adolescencia detestaba visceralmente a Robert Smith y compañía. No solo no entendía la estética de la banda (¡¿por qué mierda se peina así?!), sino la forma de cantar de él (¡dejá de cantar como quejándote, mierda!).
Pero los años pasaron (dejé de ser un pelotudo intolerante), y de a poco me empecé a interesar en aquellos sonidos que influenciaban a bandas más pesadas (no solo The Cure, Joy Division, The Mission, Sister of Mercy, Bauhaus, Depeche Mode).
Y ya no pude dejar de saborear esas oscuras quejas existencialistas extremadamente minimalistas (en el caso de The Cure).
The Cure emerge del movimiento Post-Punk que agrupaba a todas esas bandas mencionadas más arriba, y que le daban el estiletazo final al viejo movimiento, sumando melodías y gancho al minimalismo Punk.
Este es el tercer disco, son contar una serie de singles y compilados, con la formación clásica: Simon Gallup (bajo y teclados), Robert Smith (guitarra, voz, teclados, y cello) y Laurence Tolhurst (la bestia de la batería, y también teclados).
Lo que aparece en este disco es verdaderamente superlativo. Un sonido seco, frío como el carajo, y tan minimalista que parece que estuviéramos escuchando a unos cavernícolas con sus promeros experimentos sonoros.
También hay, dentro de lo minimalista, unas melodías tan sutiles y cautivadoras como solo en el Pop más entendido se volvería a escuchar.
La percusión tiene un aire tribal que mete miedo y se incrusta en tu cerebro para perseguirte durante las noches de insomnio. Todo en The Cure está realizado en función de las canciones, y creo que siguen esa hermosa filosofía de "menos es más", que fuera aceptada, condensada y hasta parodiada por infinidad de bandas Black (de esas Deppresive). Un disco dark en serio.
Un absoluto clásico, de una banda indispensable para entender la música de finales del Siglo XX, y el actual, obviamente).
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