Muy buena obra de este dramaturgo, director, actor y compositor tucumano que ya lleva unas cuantas obras escritas y dirigidas, y otras tantas actuadas.
Yo particularmente recuerdo, de su autoría "El Jardín de piedra" del año 2006, y un año más "viejo", "Se necesita un cadáver", una maravilla repleta de humor negro, en la que podemos encontrar diversas lecturas.
Y ese es el punto. Una buena obra, ya sea teatro, música, literatura, tiene que permitir que el lector (auditor y/o asistente) realice diversas lecturas.
Por ahí, si se lee esta obra superficialmente, se la podría tildar de inocente, o panfletaria. Pero sería la lectura más fácil en definitiva.
Que el primer mandatario de un estado sea un troglodita autoritario, en el mundo de hoy es cosa de todos los días. Que la masa se encuentre adormecida por los medios masivos de (in)comunicación y por un gobierno que acepta como única verdad la suya, también...(vamos, estamos en Argentina-y en Tucumán-, pero también ocurre en otros muchos países). Esa nueva forma de autoritarismo, en la que nada está permitido, y todo, todo queda al arbitrio del poderoso de turno, tiene como consecuencia esa masa adormecida, apática y conformista.
Esta apatía generalizada puede provocar el estupor de muchos, y la sensación de que esto es lo que hay y mejor conformarse....pero..."¿Qué acciones pueden gestarse en la mente de un hombre, fruto de las oscuras vejaciones de los césares que gobiernan un país?".
Esa es la pregunta que se plantea el autor y la respuesta parece ser clara: asesinar al primer mandatario, Popesku.
Y aquí es donde encuentro interesante el planteo. Es cierto de que desde el idealismo revolucionario el cambio es violento o no hay cambio (en una revolución se triunfa o se muere), pero hay un momento en el que el ideólogo de la acción duda frente a esta salida. Y al final asume la derrota en carne propia, dejando suspendida la respuesta a aquella pregunta, no dando indicios ciertos de si efectivamente la solución a los autoritarismos es por esa vía.
De todas formas, para la Argentina es una pregunta que todavía genera opiniones encontradas, sobre todo cuando aún hoy se encuentran trogloditas que reivindican el accionar del Estado Terrorista de la última dictadura militar en el país (para muestra basta un botón, y ahí lo tenemos al impresentable de Ricardo Bussi y sus loas al asesino que es su padre). Justamente por esta historia tan particular que atraviesa y marca a los argentinos, es que uno (yo en este caso) no puede dejar de mirar con cierta simpatía el plan pergeñado, aunque cause un poco de impresión la incompetencia de sus compañeros de armas (y la de él mismo, el ideólogo).
Otro punto a destacar y que realmente me sorprendió es la escenografía, a cargo de Raúl Sabater. Una puesta minimalista sobresaliente: Simplemente con un par de marcos realizados en madera (con rueditas como las que tienen los racks de audio para que puedan moverse libremente de un lado para otro) nos da la idea de la puerta y la ventana desde la cual se realizará el magnicidio. La particularidad es que esos marcos se trasladan de un lugar a otro del escenario, dando una sensación casi cinematográfica del movimiento dentro de la mencionada pieza, como si una cámara siguiera a los personajes.
¿Qué decir de los actores?. Son tipos que ya vienen laburando dentro del ambiente desde hace muchos años, y particularmente dentro de Silfos, y que sobre todo presentan personajes creíbles.
Un punto alto dentro de la obra de Guillermo Montilla, al nivel de "El jardín de piedra", donde también se aborda el tema del poder y el autoritarismo, aunque desde otra perspectiva, y que fuera presentada en La provincia de Buenos Aires en el año del 2006.
Vayan a verla que realmente vale la pena.
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