19 de julio de 2010

Burzum "Burzum / Aske" (1995)

La mejor forma de festejar el tremendo frío que está haciendo en el Norte argentino (para lo que estamos acostumbrados, sobre todo en Tucumán) es escuchando una buena dosis de Black Metal, y si es de ese que escupía el norte europeo a comienzos de la década del '90, mucho mejor.
Entonces, la elección se hace fácil. Porque que más frío y lacerante que los dos primeros discos de esta banda mítica, todo en una única edición que recopila justamente aquel primer vómito del noruego, del año 1992, autotitulado, más ese e.p. que todos queremos tener "Aske" -significa cenizas- con la foto de una de las tantas iglesias quemadas por la llamada "Black Metal Mafia" o "Inner Circle", la iglesia de Fantoft, por la cual Varg nunca fue condenado.
El sonido es el característico de la banda, ese que ayudó a crear ese genio de Pytten (que produjo a unas cuantas luminarias de la escena extrema noruega), sin los característicos aderezos Ambient que luego, a partir de "Filosofem" se hicieran importantes para la música creada por el Conde.
Por lo tanto, acá encontramos sonidos ríspidos y ásperos, con gritos lacerantes salidos desde las mismísimas tierras oscuras de Mordor, donde el hedor y la putrefacción eterna parecieran residir. También parece que es de allí que Varg sacó su inspiración para parir sus primigenios alaridos al mundo en su formato Burzum, lo que la verdad hace honor a los sonidos que uno se podría imaginar emergiendo de esas zonas.
Otro de los detalles interesantes es que encontramos colaboraciones interesantes en las placas. Por un lado, Euronymous (de Mayhem) tocando en dos temas de la primera parte del compilado ("Burzum"). Mientras que el bajista del e.p. "Aske" no es otro que Samoth, de los geniales Emperor. Y la portada esta realizada por otro artista reconocido en el medio noruego, haciéndolas no solo para esta banda, sino para otra gema noruega llamada Satyricon (la tapa de "Dark Medieval Times" es de él).
Disfruten, odien, intégrenlo en su sangre para comprenderlo. Burzum amerita el esfuerzo, a pesar de la imbecilidad clínica del mentor que encarna el proyecto.

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