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Este disco debut nos regala sentimientos opuestos, que después serían evocados y copiados por miles de bandas.
Desde momentos épicos a mítica furia cargada de odio y satanismo, todo cantado en una idioma que ayuda a crear el clima apropiado...pero no es toso. Porque los teclados aparte de sonar majestuosos tienen una cuota tan alta de romanticismo y melancolía, que resulta casi imposible evitar un leve asomo de tristeza.
Las voces de Shagrath pocas veces sonaron tan demoníacas, recitando o gritando alabanzas a Satan.
Para variar, la portada está inspirada en otro clásico dibujo de Gustave Doré, y se pueden encontrar varias versiones. Una es en blanco y negro y la otra en colores...mmmm...me gusta más la primera, y es la que dejo.
Es cierto que la producción no es lo mejor, pero para los niños que hace poco escuchan Black Metal, en eso consistía por aquellos años. Lo que no había de producción y mezcla, se lo suplía con un par de bolas del tamaño del planeta Júpiter, y actitud....mucha. Eso fue y es lo que hace que pasados tantos años, uno vuelva permanentemente a escuchar y disfrutar de estas obras hermosas y frías, románticas y violentas.
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