30 de octubre de 2009

Miles Davis "Filles de Kilimanjaro" (1968)

mill
 Disco realmente raro. Desde el subtítulo el gran trompetista nos avisa, así que cuidado.
Es, creo, el inicio de la etapa más orientada hacia lo eléctrico.
La cuestión es que dentro de cada tema los climas y las variaciones de estructuras se suceden constantemente, y por momentos se complica seguir lo que la banda quiere.
Aunque después de empaparte bien del disco, de que los temas te inunden, la respuesta se presenta. Y llega el momento de concluir.
Es pura experimentación. Las canciones como bien dice el subtítulo del disco: "Direcciones en música". Y es eso. Exploración. Texturas nuevas. Colores diferentes.
Y música. Una enormidad de música ejecutada por músicos tan enormes como Miles, y que lo venían acompañando: Ron Carter en bajo (junto con Dave Holland); Chick Corea y Herbie Hancock en piano y piano eléctrico; Wayne Shorter en saxo tenor y Tony Williams en batería.
Con esta gente, más allá de lo extraño que pueda sonar (aunque no es más experimental que las "Bitches..."), el disco no es menos que genial. Todo Miles hoy por hoy me parece de un nivel tan difícil de encontrar...
Y lo vuelvo a decir. Otra vez vuelvo a escuchar Miles Davis, y lo primero que agarro es algo de este trompetista y músico genial.

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